4.25.2011

Curiosidades gaudinianas

Siendo declarado en 1984 como Patrimonio mundial de la UNESCO, el Park Güell es la obra de mayor envergadura en cuanto a extensión que Gaudí realiza en Barcelona, ya que cuenta con veinte hectáreas, con el objetivo de urbanizarlas. Estas actuaciones urbanísticas no son nada comunes, ya que por ejemplo, la sala hipóstila sirve de soporte a la gran plaza con el banco sinusoidal como límite. Además de la relación con la topografía del lugar, y de la intención de acoplarlo a la naturaleza en algunos elementos de la obra (los viaductos están construidos con piedra del lugar).

La construcción del parque se encuentra dentro de su etapa naturalista, donde Gaudí pule su estilo personal, muy relacionado con la naturaleza (introducción de la biomimética -utilización de las estructuras de elementos naturales para mejorar los que han sido creados por el hombre- que utiliza, por ejemplo, en las columnas de la Sagrada Familia, para garantizar, a través de la ramificación del peso, un mejor apoyo y estabilidad en la sujeción del techo) . Con la finalidad de conservar la forma original de la Muntanya Pelada, se construyeron caminos siguiendo las curvas de nivel y, cuando aparecían espacios vacíos, se construía un viaducto que salvaba el desnivel sin llenarlo de tierra. Estos viaductos se hicieron con pilares y vueltas de ladrillos, después revestidos con piedras del lugar para darles el aspecto de grutas naturales. Las columnas son inclinadas, recubiertas con piedra sin pulir, un elemento que combina perfectamente con el entorno natural, que Gaudí completó plantando las especies vegetales autóctonas: pinos, encinas, palmeras, algarrobos, matorrales, romero, tomillo y plantas trepadoras.
Prima la ausencia de racionalidad, y potencia las formas orgánicas, a partir del estudio de la geometría reglada y de la creatividad ornamental.

Sin lugar a dudas, es su trabajo más completo. Cuenta con la colaboración del arquitecto Josep Mª Jujol i Gibert (arquitecto catalán consagrado por su cuantiosa aportación e interés por el detalle artesanal en muchas de las obras gaudinianas), en todos aquellos puntos en que existe el cromatismo.
Cabe destacar que Gaudí participó en la Exposición Universal de París en 1878, como autor de la vitrina para la Guantería Comella. Fue a partir de aquí cuando el empresario, Eusebi Güell, le encargó una de las múltiples obras de las que sería patrocinador: el Park Güell
Hablando de curiosidades, no estaría de más destacar que Güell, impresionado por la belleza de los jardines de La Fontaine (Nimes), decidió nombrar la urbanización de Gràcia como Park Güell en vez de Ciudad Jardín, ya que este cambio indicaba la separación con el concepto de ciudad jardín obrera, como lo fueron las primeras en Nueva York, en 1869, a cargo de Stewart; la de la fábrica Krupp, en Essen; y la de Bournville, en Cadbury. Cuando quiso hacer una villa obrera, construyó la Colonia Güell, en Santa Coloma de Cervelló. En cambio, el Park Güell debía ser un conjunto de edificaciones para gente rica, con parcelas grandes, y edificios costosos. 
El Park Güell está cerrado por un muro y dispone de una puerta principal y de otras auxiliares que permiten el control exacto de la entrada y la salida de personas, cosa que determina una estricta privacidad. 
El hecho de que la idea fracasara, que solamente se contruyeran tres casas además de la porteria, y que al morir Güell fuera abierto por su hijo al Ayuntamiento (que lo convirtió en parque público en 1923), no significa la modificación de la idea primitiva, es decir, un parque privado, urbanizado, y con capacidad para unas sesenta casas que, entre el terreno propio, las calles, y los servicios comunes, podrían disponer de dos mil quinientos metros cuadrados cada una, si bien el terreno propio de cada comprador se limitaba a unos mil quinientos metros cuadrados. Con estas superficies es comprensible que no se pensara hacer una ciudad jardín para obreros. Es más, impidiendo las condiciones de venta a que se construyeran industrias, restaurantes, o talleres, y prohibir bajo multa la tala de árboles, los compradores quedaban muy ligados a Güell y debían ser personas de su entorno. 


Si hubiera tenido éxito, el Park Güell hubiera sido un barrio de gente distinguida, separado completamente del antiguo pueblo de Gràcia y de Barcelona. Güell tenia allí la casa Larrard y es probable que pensara habitarla, rodeado de las otras casas de nueva planta. Efectivamente, vivió allí desde 1906 y murió en aquella casa el nueve de julio de 1918, aunque no podemos afirmar con certeza si la determinación de trasladarse al parque hubiera sido la misma en el caso en que se hubieran podido vender los terrenos.

En referencia a la obra, podemos apreciar los aspectos arquitectónicos de los dos pabellones (a muchos les inspiran a la casita de chocolate del famoso cuento Hansel y Gretel, de los Hermanos Grimm) que encuadran el acceso principal al carrer Olot, que presentan cierta similitud conceptual con los pabellones de la finca Güell en la avinguda de Pedralbes (con la mítica valla pétrea, y los dos pabellones a modo de torreones medievales, que guardaban el recinto de la urbanización).

Adjunto varias imágenes de distintos tipos de mosaicos con la técnica del opus tessellatum, utilizados en varios elementos del parque. El trencadís, que no es otra cosa que un inmenso collage sin precedentes, se utilizó por primera vez en el llamador de la entrada de la finca Güell. Jujol obtenía las piezas de diferentes lugares, pero como el emplazamiento más importante, podríamos nombrar la fábrica Pujol i Bausis (La Rajoleta) en Esplugues de Llobregat.


La manera de preparar los múltiples medallones que podemos encontrar en el parque es totalmente propia del pensamiento gaudiniano. Primero se preparaba, en un molde con diversas capas de ladrillo sobre el mortero de cal, la forma de base ondulada, y entonces, se comenzaba a colocar el mosaico del trencadís. Gaudí los orientaba, pero no componía personalmente los mosaicos (como hemos dicho, en este caso el que los componía era Jujol). Si el resultado era bueno para el arquitecto, la pieza se incorporaba a la obra; en caso contrario, se apartaba y se guardaba para otra ocasión. En una de las grutas del parque, fueron encontradas unas quince piezas de este tipo, que en 1980 fueron colocadas en la pared del Museo Gaudí del mismo parque. Esta manera de proceder confirma la aserción de Gaudí que afirmaba que cada persona tiene cierta facilidad para hacer determinadas cosas y que esta habilidad es la que ha de explotar su creador.


En cuanto al análisis de otros elementos del parque, la gran escalinata conduce al templo dórico, espacio que comprende aproximadamente la mitad de la superficie de la sala hipóstila, situada encima. Esta sala hipóstila tiene ochenta y seis columnas (que debían haber sido noventa), pero Gaudí suprimió cuatro para colocar plafones de cerámica en el lugar correspondiente del capitel. Encima de la cornisa se compone el banco de cerámica policromada que constituye una de sus obras más notables (donde podemos encontrar nuestro famoso trencadís). Inicialmente, las aguas que caían a la plaza, se filtraban a través del hueco interior de las columnas del templo y pasaban a la cisterna, la cual se forma por el dragón y la serpiente de la escalinata. 
Si prescindimos de los aspectos estructurales, este conjunto de escalera, templo y plaza, es una mezcla de color y de claros-oscuros que se alza en medio de la zona boscosa de la montaña.


El dragón de vivos colores (una de las esculturas más conocidas del siglo XX) es el mismo que expulsa por la boca abierta el agua de la cisterna. Éste no tiene cola, cosa que ha hecho difícil determinar qué clase de bestia es. Un arquitecto chino propuso que la cola es el banco serpenteado situado sobre el templo. Eso haría pensar en uno de los dragones inacabables de las fiestas del año nuevo chino, o puede ser que un nuevo Quetzalcoatl, la serpiente emplumada azteca.


Hay interpretaciones siempre arriesgadas, ya que la mitología brinda muchas soluciones que se pueden identificar con cualquier forma gaudiniana. Según Eduard Rojo, que hizo una tesis doctoral sobre el Park Güell, el dragón es el cocodrilo del escudo calvinista de la ciudad de Nimes, que, además, aparece en el parque de la Fontaine. El autor de este libro ha escrito más de una vez que, por lo que él entiende, podría tratarse de Pitón, el dragón vencido por Apolo y encerrado en el templo de Delfos como guardián de las aguas subterráneas; versión que tiene sentido ya que el dragón hace de desagüe en la cisterna del parque.


En definitiva, podemos sacar muchas conclusiones con todas las obras de Gaudí, pero lo que afirmamos con un sí rotundo, es que ninguna de ellas ha pasado desapercibida. Se han tratado de hacer diversos estudios psiquiátricos sobre Gaudí, pero todos con el mismo defecto: la falta de datos en qué basarse. Tuvo vicios y consiguió dominarlos, pero en cambio, conservó su mal genio hasta el final. Una de sus anécdotas fue la visita que hizo el obispo de Vic, Torras i Bages, al parque. Le dijo a Gaudí que comprendía su idea de conseguir comodidad en aprovechar los desniveles del terreno. Ante una afirmación tan sensata, Gaudí dijo que esa era la justa expresión de su obra.


Reciente artículo publicado en La Vanguardia:
http://www.lavanguardia.com/participacion/cartas/20110517/54155124965/hallazgo-de-gaudi.html


2002, Año Gaudí:
http://www.bcn.es/gaudi2002/




Información extraída de:
Gaudí; Xavier Güell, Editorial GG, Barcelona (1991)
Antoni Gaudí; Joan Bassegoda, Col·lecció Pere Vergés de Biografies, Caixa de Catalunya, Barcelona (1992)
El pensament de Gaudí - Compilació de textos i comentaris; Isidre Puig-Boada, Publicaciones del Colegio de Arquitectos de Catalunya, Barcelona (1981)
Gaudí, Art i Disseny; Exposición organizada en ocasión al Año Internacional Gaudí (2002), Caixa Catalunya, Casa-Museo Gaudí, Junta Constructora Templo Sagrada Familia, Real Cátedra Gaudí, Barcelona (2002)

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